viernes, 7 de julio de 2017

LLUVIA PARA UN FINAL

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LLUVIA PARA UN FINAL. 

Odalys Interián.  

Publicado el

Llueve, todo comienza a humedecerse, el aire y la luz, ese verdor que raja el horizonte. No me gusta que llueva, el vaho de la lluvia amotina las bestias, todas en un nombre, en un solo temblor. Esa música del agua en su asfixia serena humedeciendo el sol, un pedazo de mi cuarto, una parte de mí que se resiste a caer en ese limbo irrecuperable que son los recuerdos.  Lo agónico es ese resplandor que deja en los cristales, la misma soledad reflejándose, mi rostro, mi propio rostro en ese descosido de la lluvia, una simulación grotesca, un desmoronado antifaz en su rígida mueca de silencios.

Jamás aprendí a sonreír. Jamás superé ese resentimiento hacia la lluvia, sus gotas son fantasmas que llegan a aterrorizarme, un mazo que golpea lento, una mímica audaz que desborda toda la tristeza. Jamás olvido el ruido inmenso que acalla los aullidos, el pataleo inútil, los gemidos entrecortados de una niña en la oscuridad.

Conozco el silencio, la lenta desazón que hay detrás de todas las lluvias. El moho que avanza, que trepa invadiendo todos los rincones de mi cuerpo.  Mis ojos, mis propios ojos hundiéndose en su niebla, en un amontonado espejismo de visiones, todas apocalípticas.

 Nadie vendrá con esta lluvia que fui adivinando. Nadie para ampararme del acoso, de esas manos infieles que me alcanzan. Nadie para librarme del odio, de mí, de esos ojos que crecen llenos de lujuria, de esa boca en su zumbido pestilente, de ese cuerpo cayendo sobre mí.

La lluvia aplastándome, esa silueta infiel, descolorida, que no borran todos los diluvios. Y es el agua, el ruido del agua deshaciéndome. Un ruido vulgar y estéril que abre la noche a la peor noche, que llega a ese abismo donde estoy, donde luzco vulnerable y frágil, minúscula sobre la fría luz.  Y la lluvia en su recorrido, esa violencia con que vuelve para desgarrar lo que queda. Nada se salva. Las palabras borradas por esa inarmonía que es el agua, las palabras perdiéndose, no encuentro las mejores para una despedida. 

Después de esta lluvia no seré, después de la lluvia el amanecer terrible de la muerte, la muerte en su neblina desmedida, la misma muerte que humedece mi sangre, todos los trozos de mí que empiezan a esparcirse con el corte filoso de la cuchilla. Después la nada, mi cuerpo cayendo a esa humedad armónica y despiadada que es la eternidad.

 

© All rights reserved Odalys Interián


Odalys Interián (La Habana, 1968), poeta, narradora y crítica, residente en Miami, dirige la editorial Lyrics & Poetry Editions. Tiene publicado los poemarios: Respiro invariable (La Habana, 2008), Salmo y Blues (Miami, 2017), Sin que te brille Dios (Miami, 2017), Esta palabra mía que tú ordenas (Miami, 2017), y Atráeme contigo, en colaboración con el poeta mexicano Germán Rizo (Oregón, 2017). Acercamiento a la poesía. Premio en el Concurso Internacional Facundo Cabral (2013). Hacer Arte con las Palabras (2017); Primera mención en el I Certamen Internacional de Poesía “Luis Alberto Ambroggio” (2017) y mención en el mismo concurso de 2018. Segundo premio de cuento en La Nota Latina 2016. Su obra poética y narrativa ha aparecido en revistas y antologías de varios países. Recientemente ha obtenido Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ (Italia), 2018. Y premio en el concurso Dulce María Loynaz, (Miami),2018.

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