viernes, 22 de enero de 2016





Tu acierto fue amarme

cuando la luz en su desgaje infeliz

cortaba de un tajo los inviernos

y yo era la sed

lo lamido por el fuego

y la memoria

Te esperaba mi sangre

acudían mis gaviotas

a ese llamado

tú eras la fuerza

lo bendito

amparándome de mí

de los infiernos

que hay en las soledades

 

Tu acierto fue adivinarme

bajo el escombro y el rocío

bajo la fría lápida

del miedo

te esperaba mi temblor

ese pacifico vaivén

de aves y palabras

y fue lo abierto de tu mano

y la ternura

recogiéndome

trayendo un plazo

y un convite

trayendo el amor

y lo domado

y curabas las heridas

esa desazón con que la muerte premia

 

 

 

 

 

 
 
 

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