En el reflejo
sordo
de esa luz
que divide el
amor
y trae un
bendito olor
a inciensos y
frutos
en lo continuo él
meciéndose
volcán en su
tránsito
de amaneceres
en su fábula y
visiones
serenando el
paisaje
la quieta huella
donde se queda
el corazón
en lo medido él
un símbolo
otra renuncia
para alejar las
soledades
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