sábado, 6 de junio de 2020

Aunque la higuera no florezca



Este es el libro de las consolaciones

el libro de los días en su declinar

completando el número y la llamada

los íntimos ayunos.

El libro de las horas en sus deslumbres

y libres albedríos.

El libro de los salmos

de David

que leía mi madre bajo el peral

y la nube.

El libro de las disposiciones

y la inocencia anterior

de las alburas del silencio

sobre el larguísimo aposento de la luz

y la rompiente oscuridad.

Aquí yace la última serpiente

aplastada por el versículo del génesis

aliviador. 

Un jardín labrándose

bajo la nube

la congregada figura del aire en el desierto

un nombre abriendo el círculo de clemencia

la vena tutelar de Dios.

 




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